Parteras: dar a luz con una mano amiga
El saber ancestral se encuentra con lo moderno para recuperar nuestro sentido de comunidad entre mujeres.
Autora: Laura López
Un cuarto de hospital es lo que viene a la mente cuando se habla del parto. Médicos, inyecciones y asepsia. Sin embargo, desde antes de la invención de la rueda o la pólvora, las parteras ya habían descubierto cómo lograr que una mujer diera a luz sin mayor complicación. Dicho aprendizaje, sobra decir, permitió el nacimiento de millones de bebés durante los centenios que precedieron a la medicina moderna.
Aun hoy, cuando tenemos más tecnología de la que podemos comprender, las mujeres siguen confiando en su voz y sus saberes.
Para entender este oficio y toda su carga ancestral dentro de un contexto contemporáneo, hablamos con Alejandra Montes, filósofa, partera colombiana y doula certificada que ha dedicado al menos 10 de sus 45 años a esta actividad, gracias al contacto con diversas comunidades indígenas del país, de las que se hizo aprendiz.
Alejandra comienza por explicar qué hace una partera, y cuáles son los orígenes de esta labor. “Este es uno de los oficios más antiguos de la humanidad”, cuenta. “Desde siempre han existido mujeres acompañando a otras en el proceso sagrado de traer a un hijo a la vida: desde el momento de la concepción pasando por la gestación, el parto, el amamantamiento y la primera crianza. Es muy importante entender que desde la partería ancestral la partera no es únicamente la que atiende los partos. Somos cuidadoras de ese saber desde el pensamiento ancestral”.
En la actualidad, este entendimiento del proceso no es solo para la mujer, pues la pareja puede integrarse al mismo, aunque no lo viva en su propio cuerpo. “Estamos en un mundo donde lo masculino y lo femenino están en camino hacia el equilibrio. La familia que se está formando es una donde el hombre también quiere criar a su hijo, quiere conocer qué está pasando en la gestación, quiere estar en el parto y ser protagonista junto a su esposa en la crianza”, cuenta Alejandra.
Hospitales y partería
Si bien las parteras suelen atender la mayoría de sus partos en casa, no es extraño que también asistan a la sala de hospital. La elección es de la familia, y dependiendo del caso, si la madre tiene un embarazo de alto riesgo, su parto no se debe realizar lejos de un equipo médico. “Las parteras acompañan el parto en clínica, pero en Colombia, cuando planteamos el acompañamiento de partera, hablamos del parto planeado en casa. Igual, muchas personas tienen sus procesos en clínica atendidos por un médico, pero acompañadas en todo el proceso de gestación y posparto con parteras”, explica Alejandra, quien indica que una de las grandes ventajas de tener una matrona acompañando el nacimiento es esta continuidad, que muchas veces escapa a la burocracia del sistema de salud.
Así es un parto en casa
Conocidas como “parteras urbanas”, el grupo de mujeres con el que trabaja Alejandra se enorgullece por cifras como que de 10 partos en casa, solo uno, o ninguno, resultan en traslados a un hospital. “El acompañamiento de la partera no exime a la familia de tener un acompañamiento médico a través de su EPS”, comenta. “Las mujeres siguen teniendo su control médico, ecografías y si todo está bien, podemos ir a hacer un parto en casa totalmente natural. Para nosotros es importante la protección de la madre y el bebé, esto no se trata de ondear una bandera del parto en casa. Nosotras tenemos oxígeno, suero, todo un protocolo de atención, no llegamos allí solo con un rezo y el corazón henchido”, detalla.
Cifra: 95% de las mujeres tienen partos en casa con ayuda de una partera en Holanda
Otro de los mitos que existen al pensar en un parto en casa es la idea de que habrá más dificultad. La partera explica que estos no son “a palo seco”, sino “en movimiento”, que de hecho es una de sus grandes ventajas. “Los partos en casa son espacios donde la mujer está cómoda. También se puede hacer parto en agua, que ayuda con la analgesia. Un parto en movimiento es uno que todas podemos vivir sin mayores dramas. Sí, el parto duele. Pero es soportable, si no, no existiría tanta gente en el mundo. Nosotras podemos, y lo hemos hecho siempre. El parto es un evento de la familia, espiritual” .
Manifiesto de una partera
“Este era un oficio que se creía desaparecido en Colombia. El planteamiento de partera contemporánea hace unos años se pensaba como un asunto de abuelas, viejas, indígenas y afros, comunidades aisladas. La partera contemporánea está en la ciudad. Tenemos que volver a la comunidad, pues somos más que pacientes o mamás pariendo. Hablamos de parto natural, parto sin miedo y sin soledad. Las mujeres en la actualidad tienen que parir prácticamente en medio de extraños. Son servidores de salud, completamente respetable, pero son personas extrañas que no conocen la historia de vida de esa persona. La partería me ha dado el contacto con lo sagrado del mundo y de la vida. Desde ahí, pudiéndolo presenciar, soy una mujer libre. Esto es lo ancestral, lo que ha venido recuperándose. Cuando una mujer pare, está pariendo a la humanidad y el universo entero. El interés mío de acompañar este proceso es estar allí, contemplando la belleza de la vida abriéndose paso” Alejandra Montes, partera.